Los guerreros de Isacar


1Cr 12:32  De los hijos de Isacar, doscientos principales, entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer, cuyo dicho seguían todos sus hermanos.

 

En este capítulo se habla acerca del ejército que ayudó a David durante su destierro. Para quienes no saben la historia de este varón de Dios, David se hizo muy famoso cuando, con una honda, derrotó a un gigante llamado Goliat. Desde esa ocasión, dentro del corazón del rey Saúl (el primer rey de Israel) comenzó a crecer celos por David y posteriormente envidia, lo que desencadenó que intentara matarlo, por lo cual David tuvo que huir del palacio.

Saúl no quedó complacido con sólo desterrarlo, sino que enviaba tropas para matarlo. Esto ocasionó que David tuviera que huir de lugar en lugar, y fue en esos sitios que ocurrieron muchas situaciones que lo llevaron a obtener fama a lo largo de Israel “Desde Dan hasta Beerseba”. Toda esta fama y su amor por su pueblo sirvieron para que obtuviera muchos aliados mientras huía, y los guerreros que se aliaron son los que se mencionan en este capítulo.

Podemos alabar la condición de los provenientes de la tribu de  Gad.

1Cr 12:8  También de los de Gad huyeron y fueron a David, al lugar fuerte en el desierto, hombres de guerra muy valientes para pelear, diestros con escudo y pavés; sus rostros eran como rostros de leones, y eran ligeros como las gacelas sobre las montañas.

Podemos ver que todos estos hombres, según la descripción que la Biblia da de ellos (la cual me gustaría que la Biblia dijera de mí), eran unos guerreros excelentes, dignos de pertenecer al selecto ejército del rey.

  • Primero: eran muy valientes para pelear. Ésta cualidad es muy importante en todo ejército, por cuanto el hombre miedoso sólo es un estorbo y aún puede contagiar a los cercanos (Deu 20:8 ¿Quién es hombre medroso y pusilánime? Vaya, y vuélvase a su casa, y no apoque el corazón de sus hermanos, como el corazón suyo). Mientras que el valiente es un elemento poderoso pues puede alentar a sus hermanos, no sólo con palabras sino con hechos en medio de la guerra, sea terrenal o sea espiritual (Luc 10:17  Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre.)
  • Segundo: estos hombres eran diestros con escudo y paveses. Esto es, que se les reconocía su capacidad de defenderse de los ataque enemigos, lo cual da fortaleza y seguridad a los demás combatientes. En una guerra espiritual el mejor escudo es la fe (Efe 6:16  Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno) ¿Por qué la fe? Porque ciertamente la batalla de un cristiano se pelea en los pensamientos. Es allí donde comienzan a revolucionar ideas que pueden hacer decaer nuestra confianza en Dios. Un argumento falso lanzado desde la misma boca de Satanás puede hacer que el pavés de un cristiano sea endeble si no tiene un firme sustento en las promesas del Todopoderoso: “Mira que si dejas la religión de la familia te vas a ir al infierno” “¿Y qué? Ya eres un fanático religioso” “Me han dicho que ese pastor es un sinvergüenza”. Son muchos de los ataques que se lanzan para hacer tambalear el ejército del Señor, pero el escudo de la fe es arma suficiente para mantenerse en la línea de batalla (2Ti 1:12b  pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día)
  • Tercero: sus rostros eran como rostros de leones. Si bien no se puede presumir de ellos que fueran buenos utilizando la espada, estos hombres infundían temor en los enemigos. Un día unos hombres insensatos trataron de liberar a un hombre endemoniado diciendo: “Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo” (Hch 19:13), lo pusilánime de ésta historia no eran las intenciones de éstos hombres las cuales eran buenas, sino que en ellos no había autoridad: primero porque no conocía a Cristo, sino a Pablo; y por ende, no había temor en los demonios para sujetarse a ellos, por cuanto los demonios sólo se sujetan ante la autoridad de Cristo, la cual comparte a sus ministros. El demonio respondió: “A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?” (Hch 19:14). ¿Qué distinta respuesta a la que tuvieron los demonios que reconocieron que hay poder en el que ahora está sentado en el trono: “Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?” (Mat 8:29). Por eso, los guerreros de Cristo es necesario que vivan bajo la autoridad del Cristo, obedeciéndole. Es la única manera en que los enemigos pueden ver en ellos un rostro de león, aunque en humildad su semejanza sea la de un cordero.
  • Y cuarto: y eran ligeros como las gacelas. Esto significa que así como las gacelas son rápidas y ágiles, estos hombres igualmente lo eran. Denota que contaban con una buena condición física, la cual no se logra con mantenerse frente al televisor, sino como retribución al entrenamiento, ejercicio y una buena alimentación. El resultado en batalla, es que sabrían responder rápida y efectivamente ante cualquier adversario. Así, un elemento bien entrenado es aquél que conoce sus fortalezas las cuales provienen de la lectura y la puesta en práctica de la Palabra de Dios (Rom 1:16  Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree;). El evangelio es poder de Dios con la cual recibimos no sólo un buen entrenamiento, sino que también nos capacita para correr diligentemente y apresto a dar la buenas nuevas de salvación a cualquiera que lo necesite, sin importar la condición en la que se encuentre (Efe 6:15  y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz).

Pero a pesar de esto, estos guerreros no eran perfectos. Les faltaba lo que tenían los hijos de la tribu de Isacar:

 1Cr 12:32  De los hijos de Isacar, doscientos principales, entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer, cuyo dicho seguían todos sus hermanos.

A diferencia de los guerreros de Gad, estos hombres tenían una cualidad superior pues eran “entendidos en los tiempos”. Esto significa que saben discernir las condiciones tanto del lugar, como del momento, para poder tomar alguna decisión en medio de la guerra. El ser entendido denota sabiduría (Pro 17:24a  En el rostro del entendido aparece la sabiduría;) y ésta es mucho mejor que las armas de guerra. Pues la fuerza del hombre no es garantía de victoria; las buenas armas no aseguran la derrota del enemigo; ni la rapidez de los guerreros es promesa de ganar. La única fortaleza la tenemos cuando tenemos la sabiduría y dirección de Dios en cada batalla que se libre.

Pro 28:5  Los hombres malos no entienden el juicio;  Mas los que buscan a Jehová entienden todas las cosas.

Así, un hombre que busca de Dios, tiene la capacidad de discernir Sus tiempos, los cuales son absolutos e inmutables. Los hombres de Isacar eran mejores pues podrían destruir, con su sabiduría y pocos hombres, la multitud de poderosos guerreros de Gad.

Pero tenían otra característica superior “sabían lo que Israel debía hacer”. Esto es, que una vez reconocida la situación, tenían la capacidad de tomar decisiones perfectas, lo cual también es símbolo de sabiduría. La diferencia radica en que “cuyo dicho seguían todos sus hermanos”, y esto es mucho más importante porque la unanimidad de espíritu y la disciplina son ventajas poderosas en un ejército armado, y más que ventajas, son requisitos.

 “Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas” (2Co 10:4).

 Así, la militancia en Cristo no corresponden a ninguna expectativa terrenal (no son carnales), sino “poderosas en Dios”, por lo que es necesario reconocer que no podemos pelear sin el poder de Cristo y de su Espíritu del cual nos dota.

¿Quién fue jamás soldado a sus propias expensas? (1Co 9:7) Nadie puede andar a su manera en un ejército, es un absurdo simular bajo la disciplina de Dios y caminar en el propio estándar de la magnitud del pecado. Así, el tener sabiduría si bien es garantía de tomar buenas decisiones, no sirve de mucho si estos consejos no se siguen.

Vemos pues, que el dirigente debe ser sabio, con autoridad y capacidad de mando. Nuestro dirigente es Cristo, el general de los escuadrones del Dios viviente. Él no sólo manda guerreros a la guerra con insensatez, sino que también nos capacita, nos enseña y perfecciona. Nos protege, nos da la fuerza, la autoridad y las armas. Él es el que nos manda, no como un tirano, sino que primero se gana nuestro corazón para que su ejército no esté formado por levas, sino por varones “cuyos dichos seguimos nosotros sus hermanos”.

 

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3 pensamientos en “Los guerreros de Isacar

  1. Gerardo Vega dice:

    Excelente mensaje lo felicito

  2. Muy interesante mensaje sobre los hijos de Isacar, gracias, y con respecto al tema, hay alguna relación entre el tan mencionado numero 11 y estos tiempos en el que vivimos?

    11: más allá del Jordan

    http://www.mensajedepaz.net/index.php?option=com_content&view=article&id=149:once-mas-alla-del-jordan&catid=2:video&Itemid=3

  3. enrique j.cruz quezada ben jelo dice:

    muchas gracias por esta gran ensenanza es de gran inportancia saber de estos varones valientes y esforzados y tomar el ejemplo a seguir en cristo jesus como nuestro dirigente y pasar a ser un guerrero de dios

    sigan publicando mas por favor en el nombre de jesus no se detengan y pelemos y ganemos la buena batalla muchas gracias dtb.

    p.d. lo que diosa mas da es sabiduria pidela y el te la dara

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